miércoles, 4 de octubre de 2017

6 Legendarios Piratas Que Navegaron Mexico




Los piratas tenían una fama de sangre, advertía Justo Sierra O’Really. Para muchos navegantes del siglo V adC, “intentar la fortuna en las aventuras” era el más grande de todos los tesoros. En México, entre los siglo XVI y XVIII, estos navegantes filibusteros fueron un apremiante escarmiento para los conquistadores españoles, quienes salían de los puertos mexicanos atestados de piedras preciosas y poco más.

La historia de la pirateria en los mares del Nuevo Mundo, es uno de varios episodios de la historia que nos permiten vislumbrar cómo es que algunos países de occidente ascendieron exponencialmente sus rutas y comercio marítimos, mutando en ambiciosas potencias. Por aquellos siglos, los mares eran terreno peligroso para cualquier navío, especialmente los que circundaban las costas de América. La mayoría de piratas que arremetían la zona estuvieron al servicio de líderes europeos en calidad de “corsarios”, marinos con permiso concedido por sus gobiernos para sabotear a otros barcos.

México, sus gemas, su oro alquímico y escatología se filtró, en buena medida, a través de un puñado de barcos piratas.




Por medio de este vandalismo marítimo se sabe que los corsarios –enviados en su mayoría por Francia, Inglaterra y Holanda– sabotearon los barcos españoles que se alejaban del México antiguo cargados de toda clase de recuerdos preciosos del imperio prehispánico. Las costas que más recibieron estos ataques fueron las de Campeche y Veracruz, donde inclusive algunos de ellos fabricaron sus propias comunas durante unos 300 años.

Para incertidumbre de muchos, los verdaderos piratas fueron personajes todavía más despiadados que los conquistadores españoles. Su audacia era de las más escandalosas; se trataba de morir o rendirse ante un verdadero pirata, divulgadores de la barbarie y grandes conocedores de los mares.
México guarda un especial recuerdo sobre los filibusteros más escabrosos de aquella época. Más allá de su legado apocalíptico, estos distinguidos personajes de los océanos se encargaron de rociar toda la riqueza azteca por el mundo. Enterrándola, hundiéndola, ocultándola de la inherente mirada vulgar de quienes intentaron poseerla y terminaron destruyéndola.  

Sin horadar profundamente en el tema, así es como se distinguían algunos de ellos:




Jhon Hawkins

Considerado un mago de la barbarie. Fue conocido por ser el único en haber sido atrapado por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición y haberse escapado. Se sabe, también, que para matar a sus enemigos utilizaba artimañas impredecibles y trucos de magia.



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Nombrado caballero por la reina Isabel I, Francis Drake fue uno de los piratas ingleses más audaces que sofocaron a los españoles. Tras la traición cometida a la tregua con Felipe II de España, Drake y otros piratas –entre ellos su primo Hawkins– arribaron al puerto de San Juan de Ulúa, en Veracruz, donde finalmente fueron descubiertos y obligados a huir.



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Se dice que fue un bucanero neerlandés singularmente cruel. Saqueó el Golfo de México amenazando de muerte a cualquiera que no bebiese con él. Se dice que su odio por los españoles trasmutaba en atrocidades tales como prenderles fuego, empalarlos o arrancarles miembros.



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Conocido como el pirata negro o el Lucifer de los mares. Fue uno de los piratas más famosos de las costas de Yucatán, inmortalizado inclusive en una obra de O’Really. Se dice que este pirata comió de la carne de un indio y bebió de un pantano, que el sólo pronunciar de su nombre petrificaba miradas.


William Parker





Uno de los más fatídicos asaltos a los navíos españoles fue orquestado por el inglés William Parker; un bote cargado en su totalidad de plata.



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Comenzó sus hazañas en el mar a los trece años. Atormentó el Caribe junto a su hermano Pierre Laffite. Juntos brindaban sus servicios como espías al mejor postor.

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Jean Lafitte




Jean Lafitte (Bayona, 1780? - 1826?​), fue un militar francés de la guerra anglo-estadounidense de 1812 y corsario que operó en las costas del golfo de México a principios del siglo XIX. Llegó a ser conocido por varios remoquetes y títulos como: "El Corsario", "El Bucanero", "El héroe de Nueva Orleans", "El terror del Golfo" y "El Rey de Barataria". Famosos como pocos entre los bandidos del entonces turbulento Caribe, en los inicios del siglo XIX, los hermanos Jean y Pierre Lafitte, fueron corsarios, piratas, traficantes negreros y espías a sueldo del que mejor les pagara. Retoños de vascos emigrados a Francia, hijos y nietos de paradigmáticos marinos, hicieron desde muy temprano una atrevida carrera en el mar según revelan varios historiadores

Biografia

Se embarcó a la edad de trece años. Saliendo de Sand Heads, en 1807, abordó al buque Queen East Indiaman, de 40 cañones y con 400 hombres. Si bien muy conocido como figura histórica y folclórica, tanto sus orígenes como su muerte son poco conocidos y origen de especulaciones, además parte de la información que se tiene de su origen y muerte provienen de lo que se le atribuye como un diario autobiográfico. La versión más extendida es la que le tiene como nacido en Biarritz, Francia,​ de padre de esta nacionalidad y madre española sefardí cuya familia llegase a Francia huyendo de la Inquisición. Criado en un hogar judío kosher, Lafitte contraería después matrimonio con Christiana Levine, de una familia judía danesa.
Lafitte estableció el llamado "Reino de Barataria" en las ciénagas cercanas a Nueva Orleans después de la compra de Luisiana en 1803. En este territorio organizaba el comercio del contrabando y el producto del corso efectuado en las costas del Golfo de México junto a su hermano Pierre Laffite, mayor que Jean y con quién este había llegado a América. Multitudes de poderosos hacendados acudían a la isla sin ni siquiera molestarse en encubrir el objetivo real de su viaje, el cual no era otro que comprar los numerosos lotes de esclavos capturados por los Lafitte. Aparentemente establecieron un sistema económico que benefició el desarrollo y cierta prosperidad en la zona por lo que era apreciado por los acaudalados terratenientes y los pobres que podían obtener fuentes de sustento tanto del comercio como de la participación en la incursiones corsarias de Lafitte y su flotilla.​ Tanto era el contrabando que en noviembre de 1813, sus propiedades en Barataria fueron confiscadas por el gobernador de Louissiana William C. Claiborne, enfurecido por el creciente poder de estos piratas, hizo publicar un bando donde ofrecía una recompensa de 500 dólares a quién los capturara vivos. Inclusive envió tropas contra las que Laffite se negó a combatir para no enfrentar fuerzas estadounidenses.
El poder de los Lafitte en lo referente a su accionar en el Delta y en el Mar Caribe duró cerca de tres lustros durante los cuales en muchas oportunidades las costas cubanas fueron atacadas por ellos sin ningún tipo de misericordia y con una voracidad infame. Pero cuando las trabas legales afectaron el comercio de esclavos y Barataria fue destruida por buques de guerra de Estados Unidos, ellos traicionaron a los independentistas cubanos como ya lo habían hecho anteriormente con los insurgentes mexicanos. Los temibles delincuentes le informaron a las autoridades coloniales españolas sobre una expedición que se organizaba en Philadelphia para liberar a los esclavos en Cuba. De esta forma vil, lograron el perdón de los delitos cometidos contra España y recibienron además el pago de una gran suma de dinero por sus servicios de espionaje. Adicionalmente obtuvieron una patente de traficantes de esclavos que les permitiría abastecer legalmente a los ingenios cubanos durante un largo tiempo.

La Batalla de Nueva Orleans



Junto con su tripulación de mil hombres a Lafitte se le acredita una decisiva intervención marítima en la Batalla de Nueva Orleans, que decidió la guerra de 1812 y en la que luchó junto a Andrew Jackson que sería posteriormente Presidente. El 8 de enero de 1815, durante el intento de invasión británica a Nueva Orleans, Laffite puso a disposición de Jackson más de mil hombres, armas y municiones, defendiendo el sitio desde el llamado French Quarter, y con su flota desde la costa. La victoria de los estadounidenses fue total, con muy pocas bajas (13 al final del día), y Laffite recibió parte del mérito. Sin embargo, la intención de Laffite de recibir absolución de sus actividades ilegales y que le fuesen devueltas sus propiedades en Barataria no dio fruto, a pesar de llegar a presentar su solicitud, entregada por su hermano Pierre al mismísimo presidente James Madison. El mismo Jean se trasladó en el invierno de 1815-1816 a Washington y Philadelphia, pero no obtuvo ninguna concesión. Hasta finales de 1816 lo único que logró del gobierno fue la encomienda de realizar mapas de las nuevas tierras obtenidas más allá del puesto de Arkansas después de la compra de Luisiana a Napoleón Bonaparte.
Entonces fue reclutado para apoyar el movimiento republicano de México, por lo que se trasladó a Texas. En 1817 tomó posesión de la isla de Galveston, en manos del pirata francés Louis-Michel Aury, y desarrolló de nuevo actividades corsarias desde esta base hasta que de nuevo perseguido por el gobierno de Estados Unidos a causa del ataque del barco mercante Alabama​ por parte de uno de los capitanes de Laffite en 1820, hubo de trasladarse de nuevo a Nueva Orleáns para clamar por su inocencia alegando un malentendido y solicitando la libertad de los tripulantes del barco captor del mercante que habían sido arrestados. De regreso a Galveston, ante la presencia del USS Enterprise abandonó Texas sin oponer resistencia, quemando su propiedad y supuestamente llevando a bordo de su buque insignia The Pride (El Orgullo) una inmensa cantidad de riquezas.



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Diego Bardillas - El Mulato





Diego Grillo o Dieguillo o Diego Martín. Fue uno de los más conocidos piratas de Cuba.

Nacimiento

Se cree que Diego Grillo nació en San Cristóbal de La Habana alrededor de 1556. Era hijo de peninsular y negra. fue bautizado en La Habana, siendo su padrino el capitán español Domingo Galván Romero.

Infancia

Su infancia estuvo marcada por la esclavitud, estuvo al servicio del gobernador de Campeche, quien lo azotaba y sometía con frecuencia a otros maltratos, lo cual despertó en él un ánimo rebelde que lo llevó a abandonar su villa natal a la temprana edad de trece años y enrolarse como grumete en alguna fragatilla española.

Inicios en la piratería

Poco después, a la edad de quince años, en su viaje a bordo de un galeón donde se había hecho a la mar en ese año de 1572, es apresado por el famoso corsario Francis Drake cuando al mando de la "Persea" y la "Swan" este asaltó y saqueó a Nombre de Dios, Campeche y Veracruz, sintió gran afecto por este famoso hombre de mar, quien lo llevó a Inglaterra y se convirtió de hecho en su primer maestro en piratería. Grillo se dedicó con gran acierto a la piratería, rondando las costas de Cuba. El mulato habanero se transformó en un experimentado aventurero del mar, aprendió perfectamente el inglés y continuó sus correrías en la nave de Drake.
Después que su maestro pirata fue nombrado Almirante de Inglaterra, el criollo se dedicó a mandar su propio barco, con una tripulación compuesta por franceses, ingleses y holandeses, convirtiéndose en el azote de las naves de la metrópoli que navegaban en los mares cubanos, lo que se ha conocido por la constancia histórica de la campaña que realizó el gobernador de Cuba, Don Juan de Maldonado Barnuevo para capturar a Diego Grillo.
Con Francis Drake, Diego participó en el saqueo de Campeche y Veracruz y otras ciudades de la costa nicaragüense, y también figuró en los atropellos cometidos en Mogadores, Río de Oro, Cabo Verde, La Plata, El Callao y otros puertos de las costas de Chile y Perú, durante el viaje de circunvalación que llevó a cabo Drake desde 1577 a 1580.
Se sabe que Diego regresó con el anglosajón a las cálidas aguas caribeñas alrededor de 1585, cuando su patrón decidió abandonar su fría patria norteña y al frente de una flota de veintitrés naves puso proa a América para saquear Puerto Cabello y Cartagena de Indias, plan que no pudo materializar al verse su tripulación fatalmente atacada por un brote de fiebre amarilla. Tuvo que regresar, deteniéndose varios días en el Cabo de San Antonio para reabastecerse. Desde allí amenazó a La Habana durante varios días, pero finalmente se retiró sin hacer nada.

El Mulato Lucifer

A partir de entonces las huellas de Dieguillo se pierden nuevamente y nadie vuelve a saber de él hasta el 18 de febrero de 1603, cuando reaparece convertido nada menos que en el prestigioso capitán Diego Grillo, a quien muchos ya comenzaban a llamar El Mulato Lucifer.
Estuvo asociado al corsario holandés Cornelis Cornelizoon Jol, célebre Pata de palo, llegando a ser su segundo. En 1619, mientras Pata de palo asolaba Santiago de Cuba, fue Diego Grillo quien, con un navío de doscientas toneladas y dos jabeques, asaltó embarcaciones ancladas en el puerto de Nuevitas y se llevó consigo seis fragatillas españolas.
El 1 de agosto de 1628 atacaron a varios galeones españoles cerca de Mariel, que la verse atacados se acercaron tanto a tierra que pudieron ser socorridos por fuerzas que salieron de La Habana y llegaron a este puerto sin perdidas. Al mes siguiente atacaron una expedición que iba de Veracruz a La Habana, apoderándose de casi todos los buques que se habían refugiado en la bahía de Matanzas. En ambas acciones Diego se distinguió notablemente por su valor, demostrando ser digno segundo de su capitán.
En agosto de 1633, protagonizó el histórico asalto a Campeche junto a Cornelis Cornelizoon Jol, donde se produjo la muerte del capitán Domingo Galván Romero, quién comandaba la defensa, el cual era padrino del mulato aventurero. La guarnición de la Villa fue arrasada y aprisionados o muertos cerca de unos trescientos defensores, que en los muelles del puerto intentaban enfrentarse a multitud de botes y bateles tripulados por asaltantes, con las cuales les entretuvieron los piratas. Diego halló entre los muertos un cadáver que identificó como el de su padrino, el capitán Domingo Galván Romero, quien resultó ser el defensor de la plaza. El cubano mostró gran sentimiento, según aseguran los cronistas, ante aquellos despojos de quien lo había llevado a la pila bautismal, llegando hasta sentirse culpable de su muerte.
Y ha quedado para la Historia su proverbial caballerosidad en el trato con las mujeres que tomaba prisioneras, de la cual se cita como más alto ejemplo la protección que brindó a la bellísima dama española doña Isabel de Caraveo, viuda del gobernador Centeno Maldonado, destituido de su mando de la villa de Campeche después del ataque pirata. Para evitar a la dama los ultrajes a que sin duda la hubieran sometido sus colegas corsarios, le asignó una guardia personal que la cuidó esmeradamente hasta desembarcarla sana y salva cerca de Campeche.

Historia y leyenda

No es extraño que la Historia y la leyenda recojan disimiles datos sobre el final de Diego Grillo. Hay constancia de que al menos dos gobernadores de la Isla de Cuba le persiguieron afanosamente, y en el libro Quién es quién entre los piratas se asegura que fue capturado y ahorcado por los españoles en 1673; pero quién sabe si se trataba de otro pirata con nombre semejante, porque hay noticias de que a él se le vuelve a avistar en 1680 en Boca de las Carabelas.


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Rock Brasiliano






Roche Brasiliano, o la Roca Brasiliano, (a veces llamado Rock, Roc, Roque y también Brazilliano) ('Groninga c. 1630 – desaparecido c. 1671), fue un pirata neerlandés que operó desde 1654 hasta su desaparición en 1671. Su nombre verdadero se ha perdido, siendo conocido como Roche Braziliano, que traducido sería «Roca el brasileño».


Biografia


Roche Brasiliano fue uno de los piratas neerlandeses más temidos en el Caribe. Poco se sabe de los primeros años de la Roca, salvo que nació en Groninga, en los Países Bajos, y que a una edad temprana se mudó a un establecimiento neerlandés en Brasil. Los portugueses capturaron la colonia alguna vez entre 1650-55, momento en el que, ya siendo un joven, se trasladó a Jamaica, en donde se unió a los bucaneros locales como marinero común. Al ser un hombre valiente y un buen marino, Brasiliano se hizo popular entre sus compañeros piratas, entre los que se ganó el apodo de “roca brasileña”. En poco tiempo lo eligieron capitán de su propia embarcación, un barco robado a otros piratas.
Fue un bucanero singularmente cruel que operó desde Port Royal, en Jamaica. Era corsario en Bahía, Brasil, antes de irse a Port Royal en 1654. Lideró un motín y adoptó la vida de bucanero, apresando galeones españoles ricamente cargados de tesoros. Durante la primera parte de su carrera como pirata saqueó alrededor del Golfo de México, volviendo a Port Royal (Jamaica) para reparar los barcos y repostar alimentos y municiones.
Pero su carrera se vio truncada temporalmente; los españoles lograron capturarle y llevarle a Campeche, localidad en la que había causado estragos especialmente debido al saqueo de los barcos que la abastecían. El gobernador de la ciudad decretó su ejecución, pero el pirata se las apañó para falsificar una carta del Gobernador General de Nueva España, ordenándole que no le ejecutara. Entonces, el gobernador de Campeche le envió a España, bajo juramento de no volver a ejercer la piratería. Una vez en España, rompió su promesa y volvió al Caribe, comprando un nuevo barco a su colega pirata François l'Ollonais y se dedicó a atacar de nuevo los barcos españoles en venganza por su cautiverio. Estuvo navegando más tarde en compañía de Henry Morgan entre otros amigos piratas suyos. Prácticamente el rastro de sus operaciones se pierde en esta etapa de su vida. No se sabe qué fue de él, tal vez se retirara de su «oficio», olvidado por todos, o le capturaran y ejecutaran o hundieran su nave. Pero nadie informó jamás de haberle capturado o de haber hundido su barco.


Atrocidades


Borracho y depravado, Braziliano amenazaba con disparar a cualquiera que no bebiese con él. Quemó vivos a dos granjeros españoles, empalándolos porque se negaron a entregarle sus cerdos. Trataba a sus prisioneros españoles brutalmente, siendo típico arrancarles sus miembros o abrasándoles vivos al fuego


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Francis Drake




Sir Francis Drake (Tavistock, Inglaterra, c. 1543-Portobelo, Panamá, 28 de enero de 1596), conocido en España como Francisco Draque,​ fue un corsario, explorador, comerciante de esclavos, político y vicealmirante inglés. Dirigió numerosas expediciones de la Marina Real inglesa contra los intereses españoles en la propia España y en las Indias, siendo la segunda persona en circunnavegar el mundo en una sola expedición, tras Elcano, y participando en el ataque a Cádiz de 1587, la derrota de la Grande y Felicísima Armada y el fallido ataque a La Coruña de 1589, entre otras.
Fue y sigue siendo una figura controvertida. En una época en la que Inglaterra y España estaban enfrentadas militarmente, fue considerado como un pirata por las autoridades españolas, mientras en Inglaterra se lo valoró como corsario y se lo honró como héroe, siendo nombrado caballero por la reina Isabel I en recompensa por sus servicios a la Corona inglesa.

Nacimiento e infancia

Francis Drake nació en Tavistock, Devon y fue el mayor de los doce hijos de Edmund Drake, granjero y predicador protestante, y su mujer Mary Mylwaye.
Debido a la persecución religiosa durante la «Prayer Book Rebellion» (Rebelión del Libro de Oración) en 1549, la familia Drake huyó de Devon a Kent. Allí el padre obtuvo una cita para ministrar a los hombres de la marina del rey. Fue ordenado diácono y fue nombrado vicario de la Iglesia Upnor en el Medway. ​ El padre de Drake lo puso como aprendiz de su vecino, el dueño de una barca usada para el comercio costero que transporta mercancía a Francia. ​ El capitán estaba tan satisfecho con la conducta del joven Drake que, siendo soltero y sin hijos a su muerte, le legó la barca a Drake.

Matrimonio y familia

En 1569 contrajo matrimonio con Mary Newman, quien falleció doce años después. En 1585 se casó con Elizabeth Sydenham, ​ la única descendiente de George Sydenham del valle de Sydenham, quien fue el gran alguacil de Somerset. Después de la muerte de Drake, Elizabeth se casó con William Courtenay de Powderham. Se cree que Francis Drake no tuvo hijos, por lo que sus títulos pasaron a su sobrino, también llamado Francis.

Carrera de marino

A la edad de trece años Francis Drake se empleó como marinero en un barco mercante, y a los veinte era sobrecargo de un buque que frecuentaba los puertos de Vizcaya.
A primeros de diciembre de 1567 se embarcó junto con su primo segundo John Hawkins en una expedición comandada por este que tenía por misión el comercio de esclavos. Pasaron por Cabo Verde, Guinea y San Jorge de la Mina, donde capturaron a doscientas personas de raza negra; cruzaron el Atlántico llegando a Dominica, Margarita y Borburata, donde vendieron a estos hombres. Con la intención de dirigirse hacia Cartagena de Indias, una tormenta los desvió al golfo de México, y al tratar de tomar la fortaleza de San Juan de Ulúa, fueron atacados y derrotados por una flota de escolta española. En el encuentro, los ingleses perdieron dos barcos de su flota, viéndose obligados a retirarse. Llegarían a Inglaterra a finales de enero de 1569, tras un penoso viaje de regreso por falta de víveres.​
A pesar de existir una tregua formal entre las coronas de España e Inglaterra, durante aquella época los incidentes armados entre ambas potencias marítimas se volvieron más violentos y frecuentes.​
Las incursiones de los ingleses en aguas virreinales peruanas durante el siglo XVI caen dentro del marco de las operaciones de corso. La Corona española consideraba a cualquier navegante que penetraba en el océano Pacífico como un pirata, y había ordenado a las autoridades locales tratarlos como tales.
Tras dos viajes menores a las Indias Occidentales entre 1570 y 1571,​ en mayo de 1572 se embarcó nuevamente con la intención de atacar Nombre de Dios, en el istmo de Panamá, donde la flota de Indias española acostumbraba aprovisionarse antes de cruzar el océano de regreso a la península ibérica. En julio de ese año fracasó en su intento de apoderarse de la flota española, resultando herido. Permaneció en la zona todo ese año, y en 1573, aliado con el marino francés Guillermo Le Testu, capturó un convoy español cargado de oro y plata.
Cuando Drake volvió a Inglaterra el 9 de agosto de 1573, los escasos treinta marineros que le acompañaban eran todos ricos de por vida. La reina Isabel I de Inglaterra, que patrocinaba a otros piratas como él, también patrocinó sus expediciones e incursiones, a pesar de que había firmado una tregua temporal con España, por lo que no reconocía oficialmente los actos de Drake, pero se beneficiaba de ellos.

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